El enigma de Homero

Es quizá uno de los autores más influyentes de todos los tiempos, también de los más antiguos que se conocen. Se le atribuyen dos obras cumbre no solo de la literatura universal, sino de la cultura humana en todos los ámbitos – pienso en Heinrich Schliemann buscando entre sus versos las claves para desenterrar Troya -, pero a lo largo de la historia ha llegado a dudarse incluso de su existencia; quizá porque el propio autor ha sido confundido con las fuentes que utilizó, quizá porque pudo ser la persona que encauzó y dio forma a una tradición milenaria; pero, en todo caso, la duda de la existencia de Homero es una bonita historia.

Entre los años 1.200 a.C. y 400 a.C. existieron en Grecia los aedos, poetas que componían de memoria y que no escribían nada, recitando sus obras en compañía de un instrumento musical. Estos poemas eran narrativos y podrían llegar a tener una gran extensión, lo que explica que estos poetas utilizaran determinados elementos – como frases hechas de la época, y epítetos y adjetivos prestablecidos para caracterizar personajes – que les servirían como punto de referencia para facilitar la recitación, el aprendizaje y la propia difusión de sus propias obras. En muchos casos, la originalidad se basaba en la pericia con la que el aedo utilizara estas fórmulas, innovándolas, transformándoles o ubicándolas hábilmente en el verso; pero lo importante es que, gracias a ello, casi mil años de tradición literaria conservaron su esencia pese a las lógicas transformaciones a lo largo del tiempo.

Todos estos rasgos de la poesía oral pueden apreciarse tanto en la Ilíada como en la Odisea, porque la grandeza de Homero consisitió en recibir esta tradición en el siglo VIII a.C. y adaptarla de forma revolucionaria, hasta el punto de crear en Grecia la primera lengua literaria en sentido estricto, estableciendo las normas que regían la composición poética, ya que el lenguaje utilizado en su obra nunca se utilizó en el habla cotidiana.

Teniendo esto presente, ¿cuáles son los elementos que han hecho dudar incluso de la existencia de Homero? En primer lugar, teniendo en cuenta que el manuscrito conocido más antiguo de la obra homérica se cree que data del siglo VI a.C. cuando ya no vivía el autor, no puede corroborarse que el mismo utilizara la escritura, pudiendo ser un aedo innovador de renombre tan extraordinario que su memoria quedó fijada a lo largo de los siglos. En segundo lugar, ya en la corte del rey Luis XIV de Francia, el abate de Aubignac concluyó que las incoherencias de la Ilíada y la Odisea – contradicciones, propósitos incumplidos… – solo podían explicarse asumiendo que se trataban de una compilación de distintos poemas de autores distintos. Más adelante, August Wolf siguió esta línea diciendo que la obra homérica se compuso cuando no exisitía la escritura y que por lo tanto solo podía estar formada a partir de obras menores de distintos artistas. Asimismo, las diferencias entre la Ilíada y la Odisea, que llevan a dudar de que hayan sido compuestas por el mismo autor, por las diferencias lingüísticas o de estilo entre ambas, apoyan esta tesis.

Frente a estos argumentos, otra línea crítica ha defendido la existencia de Homero basándose en la estructura narrativa de la obra – al fin y al cabo se cuenta una misma historia – y en la altura poética común en ambos poemas, que permite concluir que fue una misma persona quien los compuso. Respecto a las diferencias entre la Ilíada y la Odisea, las mismas se justifican en su procedencia de tradiciones épicas diferenciadas, el mundo micénico para la Ilíada y el de la gran colonización para la Odisea. En definitiva, Homero fue un autor genial que absorbió la tradición oral reinventándola.

Desconocemos qué novedades nos traerán los futuros estudios críticos. En principio, puede que la «cuestión homérica» esté saldada mayoritariamente en favor de la existencia del poeta, pero la investigación es una labor que no concluye nunca. En cualquier caso, por muy interesante que sean estas cuestiones, al final, lo importante, es que estas dos obras fundamentales se han salvado para la historia de la humanidad y que hoy, más de dos milenios después, podemos seguir disfrutando de ellas.

En cierto modo, el enigma de Homero nos ha dejado lo mejor de él, la historia épica más importante de la cultura occidental.

Cesare Pría

Nota: La imagen es una sala de la Casa del Labrador del Real Sitio de Aranjuez. (C) Patrimonio Nacional. www.patrimonionacional.es

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