«Mi educación», de Susan Choi. La pasión en el reloj de arena.

Mi educación

Susan Choi

Alba Editorial

Colección Contemporánea

427 págs.

2014

En Bicidue Revista Literaria admiramos la extraordinaria colección Alba Contemporánea,  con la que se están traduciendo muchos títulos al español de autores extranjeros en algunos casos desconocidos para el gran público pero muy valorados en sus países de origen con lo que están ampliando los horizontes  y las posibilidades de descubrimiento de las personas a las que les gusta la nueva literatura.

Para nosotros, uno de los mejores hallazgos de esta colección es la novela que recomendamos en este artículo: Mi educación, de la escritora estadounidense, afincada en Nueva York y antigua estudiante en Yale y Cornell, Susan Choi (1969). La autora, de origen coreano por parte materna, ha ganado el premio Asian American Literary, el premio PEN/W.G. Sebald y ha sido finalista del premio Pulitzer y del PEN/Faulkner. Asimismo, con Mi educación obtuvo el premio Lambda Literary.

Centrándonos ya en esta novela, publicada por Alba Editorial con una hermosa y expresiva portada que resulta un gran acierto, debemos decir que destaca por la intensidad de su narración, apoyada en una trama envolvente que no deja de sorprender. En efecto, en las primeras páginas el lector cree que va a asistir a una historia universitaria sobre la pasión entre una alumna y un profesor, sin embargo, no tardará en darse cuenta de que no va a ser así.

Mi educación, es una compleja y profundo historia de amor y desamor, en la que su protagonista, Regina Gottlieb, experimenta los distintos niveles que alcanza la pasión y lo que el tiempo hace con ella, y, más allá de eso, lo que el tiempo hace con todas las personas.

La prosa es sencilla pero cargada de valores poéticos en muchos momentos, y especialmente en los pasajes amorosos:

«Yo tenía razón, lo sabía perfectamente, fue lo que empecé a pensar, pero no pude terminar porque le metí la lengua en la boca y florecimos despacio, depojándonos de nuestra piel igual que un fruto maravilloso que aspira a devorarse a sí mismo. El beso que me devolvió fue profundo; me socavó hasta las entrañas y proferí un largo susurro que tuvo más de vibración que de sonido»

«(…)y también ella se había inclinado hacia delante, como si tuviera la esperanza de atrapar nuestras palabras bajo una campana»

«(…)los quejidos de liberación finales eran temblores sin sonido, como si se produjeran en el fondo de un océano»

Mi educación es mucho más de lo que se espera. Sorprende, atrapa, evoca, e invita a reflexionar sobre la vida. Una educación, sin duda. La de la buena literatura.

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